Hoy hablaremos sobre la pereza que nos enseña la Palabra de Dios. La Palabra de Dios nos enseña que a Dios no le agrada la pereza ni el evadir el trabajo. Cuando somos perezosos, descuidamos los dones y talentos que Dios nos ha dado, lo que nos impide cumplir los planes que Él tiene para nuestras vidas.
En la historia del siervo perezoso, vemos cómo enterró su talento en la tierra en lugar de usarlo. Cuando su amo regresó, se sintió decepcionado y enojado porque se lo había dado a su siervo para que lo cultivara, pero desperdició esa oportunidad. De esta historia, podemos aprender que Dios espera que hagamos algo por su reino con todo lo que nos ha dado. Si usamos los talentos que nos ha dado, nos bendecirá de muchas maneras.
Si vivimos una vida perezosa, enfrentaremos pobreza y dificultades. Cuando dejamos de trabajar duro, Dios también deja de bendecir nuestras vidas. Dios nos ha ordenado que aprendamos de la hormiga a protegernos para el futuro trabajando duro. Nuestro trabajo duro y perseverancia nos recompensan, mientras que una vida de pereza nos lleva a la destrucción.
La pereza también destruye nuestra vida espiritual. Ser perezosos espiritualmente nos aleja de la oración, el estudio de la Biblia y la compañía de otros creyentes. Esto debilita nuestra relación con Dios y nos hace vulnerables a la tentación.
Debemos recordar que tenemos muy poco tiempo en esta tierra. Por lo tanto, debemos aprovechar al máximo este valioso tiempo. No desperdiciaremos el tiempo ociosamente, sino que viviremos una vida de trabajo duro que agrade a Dios. Siempre nos esforzaremos por usar los talentos y recursos que Dios nos ha dado para el avance del reino de Dios.

“La pereza hace caer en profundo sueñoY el alma negligente padecerá hambre”
— Proverbios 19:15

“El alma del perezoso desea, nada alcanzaMas el alma de los diligentes será prosperada”
— Proverbios 13:4

“Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?¿Cuándo te levantarás de tu sueño?”
— Proverbios 6:9

“Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”
— 2 Tesalonicenses 3:10

“El deseo del perezoso le mataPorque sus manos no quieren trabajar”
— Proverbios 21:25

“El perezoso no ara a causa del inviernoPedirá, pues, en la siega, no hallará”
— Proverbios 20:4

“Por la pereza se cae la techumbre, por la flojedad de las manos se llueve la casa”
— Eclesiastés 10:18

“La mano negligente empobreceMas la mano de los diligentes enriquece”
— Proverbios 10:4

“La mano de los diligentes señorearáMas la negligencia será tributaria”
— Proverbios 12:24

“Como la puerta gira sobre sus quiciosAsí el perezoso se vuelve en su cama”
— Proverbios 26:14

“El camino del perezoso es como seto de espinosMas la vereda de los rectos, como una calzada”
— Proverbios 15:19
“Dice el perezoso: El león está en el caminoEl león está en las calles”
— Proverbios 26:13
“Pasé junto al campo del hombre perezosoY junto a la viña del hombre falto de entendimientoY he aquí que por toda ella habían crecido los espinosOrtigas habían ya cubierto su fazY su cerca de piedra estaba ya destruidaMiré, lo puse en mi corazónLo vi, tomé consejoUn poco de sueño, cabeceando otro pocoPoniendo mano sobre mano otro poco para dormirAsí vendrá como caminante tu necesidadY tu pobreza como hombre armado”
— Proverbios 24:30-34

“También el que es negligente en su trabajoEs hermano del hombre disipador”
— Proverbios 18:9

“El indolente ni aun asará lo que ha cazadoPero haber precioso del hombre es la diligencia”
— Proverbios 12:27

“Porque si alguno no provee para los suyos, mayormente para los de su casa, ha negado la fe, es peor que un incrédulo”
— 1 Timoteo 5:8

“En toda labor hay frutoMas las vanas palabras de los labios empobrecen”
— Proverbios 14:23

“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”
— Romanos 12:11

“Dice el perezoso: El león está fueraSeré muerto en la calle”
— Proverbios 22:13
“Mete el perezoso su mano en el platoSe cansa de llevarla a su boca”
— Proverbios 26:15

“Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor no para los hombres”
— Colosenses 3:23

“Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo negligente, sabías que siego donde no sembré, que recojo donde no esparcí”
— Mateo 25:26

“A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe la paciencia heredan las promesas”
— Hebreos 6:12

“Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”
— Efesios 5:16

“Como el vinagre a los dientes, como el humo a los ojosAsí es el perezoso a los que lo envían”
— Proverbios 10:26

“Que procuréis tener tranquilidad, ocuparos en vuestros negocios, trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado”
— 1 Tesalonicenses 4:11

“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”
— Gálatas 6:9

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”
— 1 Corintios 15:58